lunes, 9 de noviembre de 2009

Alejandro Muñoz 24

El 7 de Enero del 1998 fue mi primer día en mi clase de karate. Llegue a un lugar donde todas las caras me eran desconocidas, tenia 3 años y estaba lleno de niños igual que yo .Entrar a un lugar completamente desconocido, era toda una aventura, que para un niño pequeño como yo no sabia cuanto iba a durar o como iba a ser.


Esta aventura sigue hasta ahora y es una de las mas grandes para mi. Esta aventura me ha dado valores, amigos, condición física etc , para mi el karate es una parte de mi, es una forma de vida.

Mi mamá me lleva todos los martes y jueves a mi clase, a la cual yo iba muy contento, aprendi a contar en japonés, hice mis exámenes para cambio de cinta, me ganaba trofeos y medallas, me gustaba mi clase de karate.

Pasaron los años y ya no me veía con emoción mis clases de karate, me daba flojera asistir, si embargo mi mamá no me dejaba faltar.

Un día mi mamá me dejo en la escuela de karate y mi amigo Arturo me dijo que porque no nos íbamos de pinta, al fin, nuestras mamas vienen por nosotros en 2 horas, me pareció buena idea y lo hicimos, regresamos a la hora que nuestras mamas nos recogían.

A partir de ese día Arturo y yo nos íbamos de pinta de nuestras clases de karate, obviamente nos empezamos a atrasar, y yo le decía a mi mamá que no podía presentar examen porque las catas eran muy difíciles, pero que ya pronto iba a hacerlo.

Un día cuando paseábamos por la calle Arturo y yo presenciamos una pelea, nos asustamos y era un compañero de nuestro karate que unos tipos lo quería asaltar. Carlos nuestro compañeros, se defendió y sin hacerle mucho daño al asaltante logro salir sin daño, en ese momento me di cuenta de lo importante que era el karate empecé a asistir al karate, empecé a echarle muchas ganas, presente los exámenes de la cintas azul y café que me faltaban, sin embargo nunca les avise a mis padres, pues me daba pena y miedo que vallan a la escuela y el sensei les diga que no había asistido por mas de medio año.

Finalmente llego el día mas esperado por todos los karatecas, el día de mi examen de cinta negra, ese día invite a mis papas, pues estaba seguro que me iba a ir bien, y que iban a estar orgullosos de mi, y asi fue aprobé el examen me dieron mi cinta negra, mi trofeo y mi medalla de primer lugar.

Al terminar me acerque a mis papas y después de las felicitaciones les dije que quería hablar con ellos, ellos sorprendidos me dijeron ¿que pasa? Y yo les platique lo ocurrido, pues en realidad no me iba a sentir bien si no sabían la verdad, me dijeron que estaban orgullosos por mi de mis logros obtenidos y que que bueno que me había dado cuenta a tiempo, y que podían confiar en mi.

Finalmente me acerque a mi sensei al que me admiraba y sentí que tenia que agradecerle por todo y además platicarle mi secreto.

El sensei me escucho y me dijo “lo sabia” y me da gusto que hayas recapacitado y por eso el dia de hoy has logrado lo que te propusiste, y me dijo, yo te tengo una propuesta, creo que ya estas listo para ser maestro, yo asombrado le dije ¡Sensei! El me respondió :si.

En realidad, estaba sorprendido, eran muchas emociones juntas en un mismo día, la propuesta del sensei me llego de sorpresa, nunca me lo había imaginado, le comente que lo tenia que pensar, pues sabia la responsabilidad que eso significaba.

En el trayecto a la casa, se lo comente a mis papas, ellos estaban muy contentos, y yo ya sabia la respuesta que le iba a dar a mi sensei, era una oportunidad que no podía despreciar, y que iba a cambiar mi vida por siempre.

El martes al presentarme en mi clase, me llamo el sensei a su oficina, le dije que aceptaba el trato. Nos pusimos de acuerdo en el horario y me dijo que iba a recibir un sueldo, no lo podía creer, era un sueño hecho realidad .

Llego el día de mi primera clase, estaba mas nervioso que el día de mi examen de cinta negra. Entre al tatami temblando, pero pensando en la oportunidad que tenia, y así empecé mi clase como un profesional.

Recordé mi primera clase cuando tenia 3 años y medio.


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