lunes, 9 de noviembre de 2009

Un adios no es para siempre (Daniela Franken 24)

Todos se ven iguales, no puedo encontrar la diferencia en sus voces, olores, caras, simplemente no se quienes son. Me hablan y no los escucho. Lloran y no hay un sentimiento. A lo lejos escucho una voz, ella llora, se siente culpable y busca un consuelo. Ella me necesita y yo a ella. Las dos perdimos lo mismo y esta vez no ganamos nada. No puedo escuchar los consuelos de la gente parece que todos dijeran lo mismo y nadie sintiera nada. Quisiera que alguien viera adentro de mi, Que por un momento alguien sintiera lo que siento, que alguien viera lo que veo, aunque realmente perdí todo. Ya no escucho, no oigo, no siento. Ya no vivo. Pasan los segundos y para mi son años, no entiendo nada y después de tantas manchas, tanta gente, alguien toca mi hombro, no hay nadie. Volteo alrededor llego al sillón y pierdo el sentido.


Hola, soy Ximena y tengo 13 años. Vivo en una ciudad enorme, en un apartamento realmente grande junto con mi madre y mi hermano. Nunca conocí a mi padre el murió antes de que yo naciera, no me da tristeza. En el fondo sé que ese ángel que siempre siento atrás de mi es él, el cuidándome cada vez que lo necesito. Sé que esas respuestas que vienen de la nada él las manda, el me apoya y me lleva por un buen camino. Mi madre es una gran psicóloga reconocida, a escrito varios libros y mucha gente acude a ella. Ella dice que le gusta apoyar a la gente así como a ella le gustaría ser apoyada, se que atiende a varios pacientes y muchos tienen grandes problemas. El último libro que hizo es dedicado a la gente que pierde familiares o gente que uno realmente quiere. El libro se titula “Un adiós no es para siempre” y como estoy tan orgullosa de ella que es la quinta vez que lo leo. La verdad es que no entiendo mucho ,pero en fin creo que yo no he perdido a nadie. Mi hermano es un chico guapo y popular en 3 meses le darán su coche ,el rebosa de felicidad y dice que es lo mejor que le a pasado, aunque eso dijo de sus últimas cuatro novias, y debó decir que no todas me caían “realmente” bien. Mi hermano tiene 16 años ,me llevo muy bien con el y siempre nos contamos todo. El dice que cuando yo tenga unos años mas me llevara de antro y la verdad yo ya no puedo esperar. ¿Es que como explicarlo? Mi hermano es mi mejor amigo, mi confidente y la persona que mas quiero.

“¡Feliz cumpleaños!¡Feliz cumpleaños!” corro hacia la habitación de mi hermano. Hoy es su cumpleaños, el gran día! Hoy cumple 16. El sigue dormido pero al escuchar mi voz despierta de golpe. Mi madre, atrás de mi ,tan entusiasmada como yo y muerta de risa por mi emoción ,lleva un gran pastel en las manos ,un pastel de chocolate, un pastel con dieciséis velitas. El famoso pastel de la abuela, la receta a pasado de generación en generación y espero algún día yo también enterarme de ella. Entre los tres nos devoramos el pastel, debo decir que nunca comí tanto como hoy. Mi mamá mete la mano en la bolsa de su pijama, saca una pequeña caja negra, justo del tamaño para meter las llaves de un coche deportivo, un deportivo rojo, creo que ninguno de los tres podemos creerlo, los ojos de mi hermano brillan con tanta intensidad que podría decir que son como dos esmeraldas. En mi mente pienso que ya no iré mas en el camión de la escuela, adiós a esos topes y a esa nana tan molesta. Se lo que el piensa, adiós taxis y dame ride, creo que hasta mi mamá en el fondo se despedía de tener que llevarnos a todos lados, pues ahora ,mi hermano tenia un coche y era obvio que eso a todos nos cambiaria. Tal vez más de lo esperado.

Llego el primer viernes con su nuevo coche. Mi mamá es la persona mas feliz pensando en que por fin no ira al antro a las cuatro de la mañana por el. Aun así hay algo que la preocupa pero por sus conocimientos y las leyes por las que se rige su profesión debe dejar que su hijo crezca. Debe dejarlo en libertad.

¡Vamos! Son las ocho y todas las chicas me están esperando, vamos a hacer pijamada todo el grupito y todas ya están aya,¡todas menos yo! Trato de apurarlo, pero el sigue arreglándose, después de cinco minutos logro sacarlo de su cuarto y llevarlo hasta el coche. Hay un trafico espantoso pero aun asi después de media hora llego a casa de mi amiga. Mi hermano esta súper apurado, tiene que llegar por la nueva chica con la que esta saliendo, dicen que es muy bonita, ojala si pasa algo ella me caiga bien.

Son las diez de la mañana y todas se empiezan a ir, después de una hora ya soy la única. No se porque no a llegado mi mamá, quedo de ser muy puntual y siempre lo es. Le explico a la mamá de mi amiga, aunque la verdad a ella no le importa que yo siga ahí. Suena el teléfono y la mamá me interrumpe para contestar. La cara le a cambiado con esa llamada y al colgar me dice que ella me llevara a casa. Algo no anda bien y no puedo entender que es.

Al llegar a casa hay mucha gente. Toda mi familia esta desconsolada, todos lloran, y todos me ven como un gran fenómeno. Yo no entiendo que pasa, aunque mi corazón en el fondo ya se entero, mi mente aun no lo capta bien. Estoy en un velorio, ¿pero de quien? Siento una gran curiosidad pero prefiero no enterarme. En eso una mujer , que no conozco bien pero se que pertenece a la familia, me lleva a mi habitación. Sobre mi cama hay un vestido negro, no, no quiero ponérmelo. ¿Que pasa?¿ Esto es una pesadilla? Mi mente se hace mil preguntas ,a lo que mi corazón responde con lagrimas que rodan en mis mejillas. La mujer no sabe que hacer, así que solo me ayuda a vestirme y me baja de nuevo. Por fin logro ver a mi madre y junto a ella un ataúd. Mi mirada muy asustada empieza a bajar lentamente, con miedo de encontrar lo que ya mi corazón espera. No ¡por favor no! Esa foto no. Ese rostro que me acompaño por los últimos trece años. ¿Que pasa? Como paso? Empiezo a correr por la sala y nadie parece detenerme, aunque solo son unos cuantos metros para mi son varios kilómetros pero al fin llego. Antes de voltear a ver al ataúd y descubrir lo que por dentro niego mi madre se avienta a mis brazos, “no me sueltes, te necesito como nunca” me dice mi madre destrozada mientras se le rompe la voz en el llanto . En ese momento todo queda claro ante mis ojos, he perdido a la persona que más quiero, a la persona en la que mas confió y a la única que me conocía más que nadie. Sin darme cuenta como, me tiro al piso ,estoy rota por dentro , lloro y lloro, la gente me consuela para mí los segundos son años, años sin ver a mi confidente, a mi mejor amigo. Me levanto y empiezo a caminar, y después de tanta gente, alguien toca mi hombro, no hay nadie. Volteo alrededor llego al sillón y pierdo el sentido.

Creo que después de tanto tiempo entenderé a esa gente, esa gente que le el libro, el libro de mi mamá. Un libro que ella hizo para las dos. Un libro que me ayudara a vivir. A aceptar ,mas no a superar. Creo que con el tiempo aprenderé a sonreír, a confiar en la gente, a tener un mejor amigo. Tal vez la próxima vez que vea un deportivo rojo no empiece a llorar y tenga que correr a los brazos de mi madre. Ya que las despedidas no son para siempre y cuando yo suba al cielo estaré junto a el, junto a la persona que mas quise, que mas quiero. Por que un adiós no es para siempre y tal vez nos volvamos a encontrar.


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