sábado, 7 de noviembre de 2009
Un sueño (Miguel Viadero, 21)
Había una vez un niño llamado Toño. Toño era alto, delgado, rubio y con los ojos verdes. Tenía un carácter sensacional, nada le molestaba y siempre estaba contento. Era muy divertido y todo se le ocurría, contaba los mejores chistes y ponía los mejores apodos. También podemos decir que era un poco travieso y un mucho soñador. Toño era un gran deportista, jugaba muy bien futbol. El tenía un sueño, su sueño era debutar en primera división profesio- nal. Tanta era la insistencia de Toño para jugar profesionalmente que su papá, que conocía a mucha gente, le consiguió una prueba de un mes en las fuerzas básicas del Equipo Cruz Azul. Toño estaba muy feliz por la gran oportunidad que le había conseguido su papá. El mes de prueba empezó. La primera semana, le pusieron a hacer a Toño tiro a gol, conducción de balón y cabeceo. Todos los días después del entrenamiento les contaba a sus amigos lo contento que estaba y lo mucho que le gustaba entrenar. El lunes de la segunda semana tuvo que ir al bosque de Tlalpan a correr con el equipo. Estaba muy exhausto porque le habían hecho correr 12 kilómetros y subir y bajar las escaleras unas 30 veces; le dolían las piernas y las plantas de los pies. Al día siguiente, martes, lo citaron en el seminario de Acoxpa a las 9:30 de la mañana para que les hicieran unos estudios, los cuales consistían en electrocardiograma, análisis de sangre y orina, y radiografías. Lo de sacarse sangre no le gusto nada a Toño, pero no le quedo más remedio que aguantarse. El resto de la semana, el entrenamiento consistió en hacer mucho físico. El desgaste de su cuerpo fue mucho más de lo que él pensaba, le dolía todo y estaba realmente muy cansado. Nunca pensó que el ser jugador profesional fuera tan desgastante. Ese fin de semana, Toño durmió como si no hubiera dormido en un mes. Durante toda la tercera semana, el grupo de evaluación del mes de octubre, jugó partidos en contra de diferentes categorías del Cruz Azul. Toño jugó todos los partidos como delantero ya que esta era su posición. En algunos ganaron y en otros perdieron, pero él sentía que estaba dando su mejor esfuerzo y que con jugar y que lo vieran ya era suficiente. El sábado lo citaron nuevamente a las 9:30 am en Acoxpa. Tenían que ir con el doctor porque los iban a revisar. Primero les hicieron llenar una historia clínica, la cual tenía muchas preguntas de diferente tipo: como la dirección, estado civil, empleo de los padres, estado civil de los padres, enfermedades que habían tenido, las alergias, si habían tenido alguna cirugía o si habían estado hospitalizado, si habían tenido alguna transfusión sanguínea. El médico los reviso y les busco si no tenían tatuajes, lunares o manchas que estuvieran feas, también les reviso la columna para ver que estuviera derecha y sin ninguna desviación. Toño relleno su historia clínica y espero a que el médico lo revisara, el estaba tranquilo pues no tenía ningún problema médico y tampoco estaba tatuado. El lunes de la cuarta semana, tuvo cita con el nutriólogo. Él le tomo sus medidas y checo que no tuviera ningún grado de desnutrición. Les explico al grupo de evaluación lo que deberían dejar de comer y lo que deberían comer más o más frecuentemente. El resto de la semana lo siguieron evaluando físicamente, le hicieron pruebas de velocidad, flexibilidad y resistencia. También le evaluaron su habilidad futbolística. Toño pensaba que tenía alguna oportunidad, ya que dentro del grupo de evaluación, él era de los mejores. El viernes le dijeron que la siguiente semana tenía que comunicarse con ellos para saber el resultado de la evaluación. Ese fin de semana, Toño realmente estuvo ansioso. Él sentía que el tiempo no pasaba y las horas se le hicieron eternas. El lunes estuvo mejor porque fue a la escuela y el estar con sus amigos hizo que el tiempo pasara mucho más rápido. Finalmente llegó el martes y Toño habló por teléfono al Cruz Azul. Después de que lo tuvieron 15 minutos esperando le dieron el resultado, estaba aceptado. Toño estaba que no lo creía, daba unos brincos como de 10 metros y unos gritos que se podían escuchar a 5 kilómetros. Se tenía que presentar la siguiente semana a entrenar en la Noria (instalaciones principales del Cruz Azul) con el equipo de fuerzas básicas de su categoría. Él estaba seguro que sería bien aceptado en el equipo, lo que no sabía era que si al entrar él , quitarían algún otro del equipo. Decidió no preocuparse y disfrutar el fin de semana con sus amigos. Llegó la siguiente semana y se presento a entrenar con el equipo. El entrenador era una persona agradable que recibió a Toño muy bien. El equipo recibió a Toño con una novatada. La novatada consistía en bajarle los shorts y los bóxers en el entrenamiento. Cuando se los bajaron se sintió mal, pero uno de los del equipo le dijo que era una novatada y que así los recibían. Toño decidió tomarlo bien, con calma y aceptarlo como parte de la amistad que formaría con el equipo. El niño que le dijo que era una novatada, fue el primero en ser su amigo. Se llamaba Pepe. Pepe era una persona alegre y desenfadada. Era alto y también delgado como Toño. Tenía el pelo color negro y los ojos color café. Siempre estaban juntos y eran los mejores amigos. Toño siguió entrenando en las fuerzas básicas y mejorando tanto su físico como su nivel de futbol. Actualmente Toño está jugando en las fuerzas básicas del Cruz Azul, y está convocado para jugar en el mundial subquince que se llevará a cabo este año en España. Después de mucho esfuerzo por su parte, el sueño de Toño se está cumpliendo. Todavía no juega en primera división pero está trabajando muy duro para lograrlo y va por bastante buen camino. Si sigue así, en unos 2 o 3 años podrá debutar en primera división.
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