Esta es la historia de un niño llamado Santiago Fernández, el era un niño como cualquier otro, tenia 13 años, era alto, de pelo negro, iba en primero de secundaria, le gustaba salir con sus amigos, y era un poco inquieto, pero Santiago tenia un sueño, ser futbolista profesional y ser portero titular del América de primera división.
Santiago siempre había querido eso, pero su mamá siempre quiso que Santiago fuera Doctor como su padre. Aunque a Santiago no le gustaba nada la idea de ser doctor su mamá insistía en que lo fuera. Un día Santiago iba caminando por la calle de regreso de la escuela, y de pronto se encontró un letrero que decía que iba a ver pruebas para entrar a un equipo de las fuerzas básicas del América, tenía que estar el 12 de Agosto alas 4 de la tarde en Cuapa, donde estaban las instalaciones del equipo.
Santiago arranco el anuncio de la pared y se lo llevo con el hasta su casa, entusiasmado fue a contarle a su mamá de lo que había visto, pero su mamá le dijo que si podía ir pero que recordara que primero esta la escuela y su futuro como doctor. Paso una semana y por fin llegó el gran día para el. Al terminal la escuela Santiago corrió a su casa, comió un poco de sopa, un filete de pescado, agarró su maleta donde estaban sus cosas para entrenar, le dio un beso a su mamá en la mejilla y se fue.
Al llegar a cuapa le hicieron llenar un requisito para poder probarse en el equipo, Santiago lo llenó y con gran entusiasmo espesó a calentar con el equipo. Había alrededor de cien niños de entre 12 y 14 años, y los dividían en 4 canchas, 25 en cada una. Hicieron tiro a gol, posesión de balón, y muchos otros ejercicios más. Después de 2 horas terminó el entrenamiento, al parecer le había ido muy bien a Santiago, el profesor le dijo que lo veía con una gran técnica como portero y que creía que tenía un gran potencial.
Santiago, muy feliz, regresó a su casa y le platicó a su mamá como había estado todo, su mamá le dijo que le daba mucho gusto pero que recordara que su futuro era ser doctor. Santiago ignorando un poco la inadecuada idea de su mamá, se fue a su cuarto y empezó a hacer la tarea.
Al siguiente dia volvió y le dijeron que al parecer hicieron una selección de los que fueron ayer y el había quedado eliminado, desilusionado dijo que el profesor Buendía le había dicho que tenia muy buena técnica y que podría alcanzar un gran potencial, le dijeron que Buendía solo era el auxiliar y el que tomaba la decisiones era el profesor Ricardo, que era el director técnico del equipo. Santiago muy triste y desilusionado volvió a su casa, se dio un baño y se fue a dormir.
Al siguiente dia se levanto muy triste y pensaba que su sueño de ser futbolista se había acabado, por que si no lo aceptaron ni en las fuerzas básicas de un equipo nunca lo aceptarían en un mejor equipo.
Santiago desayuno y se fue a las escuela, al regresar comió y se puso a hacer la tarea, cuando la terminó se puso a ver la tele, como vio que no había nada interesante que ver se puso a buscar en su buró su nintendo, cuando lo estaba buscando se encontró con la foto de su abuelo, la agarro y se le quedó viendo como por 30 seg., y de pronto sonrió y se acordó de todo lo que le había enseñado su abuelo que murió hace 2 años. Su abuelo le había enseñado muchas cosas, pero principalmente le había enseñado a luchar por lo que quieres, y que si te esfuerzas siempre vas a lograr lo que quieres, y entonces recordó el dicho que siempre le decía su abuelo, este era “nunca te rindas”, Santiago se paro del sillón y se dijo al mismo: Que diablos estoy haciendo, no puedo rendirme, tengo que luchar por mi sueño, tengo seguir luchando, y ¡nunca me rendiré, nunca me rendiré! Santiago más decidido que nunca fue al estudio de su casa donde tenia una computadora, la prendió y se puso a buscar cuando habría pruebas para entrar a otros equipos, se metió a la pagina de Toluca, Pachuca, Cruz Azul, y Pumas, y muy interesado se puso a ver cuando podría ir a probarse.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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