En Varsovia, Polonia, vivía un joven de 27 años de edad, llamado Bladylav Spilman, quién era un músico muy famoso y talentoso criado por una familia de artesanos.
La familia Spilman vivía en una casa en las afueras de la ciudad, en la casa estaban Bladylav, el músico del cual ya se habló antes, su padre, Bladimiro Spilman, también músico, tocaba el contrabajo, como artesano hacía vasijas de cerámica en el centro de la ciudad, en una tienda perteneciente a él y algunos otros integrantes de la familia. Era algo estricto y con mucha certeza al hablar; la madre de Bladylav, Dorota de Spilman, mujer que hacía platos también de cerámica en aquella tienda del centro, mujer sencilla y honesta siempre con todas las personas, y Alina Spilman, hermana de Bladylav, mujer que pintaba bastante y tenía un talento en ello, mujer algo complicada que trabajaba como profesora de una escuela privada de la zona.
Bladylav era finalmente una persona cuya historia fue complicada en un tiempo, es el día de hoy un músico que toca el piano y que estudia en una universidad polaca música debido a que ya antes venció el conservatorio de música.
Él es un joven alegre y sabio, aunque también, es un hombre que al tener problemas usa excusas.
El cuento comienza en el año 1984, cuando Bladylav tan solo tenía 5 años de edad. Aún no sabía tocar el piano y su hermana ya estaba a punto de salir bachiller y entrar a la universidad.
Bladylav solía ver películas y dibujar como un pasatiempo, hasta que un día, su padre iba a tocar el contrabajo en un concierto, Bladylav, tercamente no quiso ir después de que su padre quiso llevar a Bladylav a que lo vea tocar. A Bladylav honestamente no le atraía mucho la música clásica. Finalmente su padre con actitud estricta lo obligó a ir.
Bladylav vio tocar a su padre y alucinó con esa maravillosa interpretación. Bladylav quiso en ese momento, algún día ser tan grande, la música empezó a inspirar a Bladylav, siempre escuchaba un poco para relajarse, hasta que a sus 6 años, su padre tuvo la oportunidad de comprarle a Bladylav un piano. Bladylav inmediatamente tomó clases, y empezó a florecer un talento que él ni siquiera sabía que tenía.
Bladylav fue creciendo y floreciendo cada vez más su talento con el piano. Su padre lo apoyaba, su madre también aunque no con tanto estímulo como su padre. Su hermana no lo apoyaba, pensaba que Bladylav podía haberse dedicado a otra cosa como el dibujo.
Cuando Bladylav tenía 10 años de edad, entró al conservatorio nacional de música en Varsovia.
Continuó en el conservatorio y además de seguir practicando el piano, conoció a nuevos amigos, sencillos y amables hacia Bladylav.
Un día Bladylav venció cuatro grados de conservatorio en un año y además era muy bueno con el instrumento, por ello, consiguió una beca de seis años al conservatorio Julliard en Nueva York.
Orgullosos sus padres, le desearon el mayor éxito posible.
Partió Bladylav a Nueva York a sus 12 años de edad, era el 13 de mayo de 1991. Al llegar a la ciudad, Bladylav fue a un hotel en Manhattan, de donde se veía gran parte de la ciudad, su nueva casa se la iban a entregar en dos semanas.
Bladylav habló con su familia de un teléfono público, él habló con su padre:
-Hola
-Hola hijo, que bueno poder oírte, ¿Cómo estás en tu hotel?
-Muy bien gracias, ¿Están todos bien allá?
-Si, muy bien gracias, hoy vino tu madre recién a las 12 de la noche, tuvo que trabajar mucho y yo no pude ayudar porque discutía con gente que me ofrecían un contrato.
-Ojala mi madre venga temprano el día de mañana. Pero que bueno que quisieran personas ofrecerte un contrato.
-Si hijo, es algo muy bueno.
-Bueno, lo lamento papá, pero estoy gastando mucho dinero en esta llamada y ya debo colgar.
-Bueno hijo, entonces espero que podamos hablar de nuevo pronto.
-Seguro que así será.
-Adiós hijo, suerte.
-Adiós papá.
Al quinto día de la estadía de Bladylav, en Nueva York, entró al conservatorio Julliard.
Allí conoció a mucha gente y a muchos talentosos maestros y también alumnos.
Cuando Bladylav tuvo la oportunidad de tocar enfrente de un maestro, el maestro se sintió orgulloso de tener que darle clases a un adolescente tan talentoso, su nuevo maestro, John White, era un hombre que solo ayudaba a sus mejores estudiantes y a los que al menos lo intentaban.
Para Bladylav aprender inglés no fue fácil, todos en Nueva York hablaban inglés.
Después de dos semanas en Nueva York, Bladylav conoció su nueva casa, era pequeña, acogedora y en una zona residencial en medio de un hermoso bosque.
Bladylav, después de unos meses tuvo muchos amigos que lo invitaban a sus casas o a fiestas, Bladylav tenía una buena vida, hasta que se enteró de que su familia en Polonia estaba en la quiebra, la familia Spilman tuvo que cerrar su negocio y empezar a vender sus propios muebles, la hermana de Bladylav, Alina, se fue a dar clases para intentar ganar dinero.
Después de dos años, la familia Spilman se quedó pobre y tuvo que conseguir una casa en la zona franca con problemas de agua y casi sin electricidad.
Bladylav rogando que todo volviera a ser normal, continuó pasando clases de piano con John hasta que finalmente, unos meses antes de terminar su beca, terminó el conservatorio.
Al cumplir su beca, Bladylav habló con su familia diciendo que volvería a casa.
El último día en Nueva York fue difícil para Bladylav porque ya hizo amigos allá incluyendo a su maestro.
Cuando Bladylav llegó a Varsovia, se alegró y emocionó de ver nuevamente a su familia y se impresionó al ver la nueva casa y el estado económico de su propia familia. Él ya no tenía piano. Con casi 19 años Bladylav empezó a trabajar en tiendas de cajero o de trapeador para intentar mantener a la familia junto a su hermana y a sus padres intentando encontrar trabajo. Bladylav hasta sus 22 años de edad no vio un piano y en su tristeza escuchaba la música que el antes tocaba. Su música estaba en su alma.
Un día, trabajando nuevamente de trapeador en un restaurante, vio un piano alrededor de unas mesas. Él, sin que el personal lo viera fue voluntariamente, se sentó, y empezó a tocar, todos maravillados con su interpretación le dieron una gran ovación al final y casualmente unos representantes almorzaban allí, le ofrecieron el suficiente dinero para recuperar una casa como la que los Spilman tenían. Bladylav salvó a la familia y ayudó con su nueva fama en la ciudad a conseguir trabajo a los padres del joven pianista.
Todo iba muy bien y sigue yendo bien hasta el día de hoy.Volvió la tienda artesanal de la familia Spilman.
Bladylav continuó haciendo florecer su talento, alcanzando fama alrededor del mundo.
Lamentablemente, su madre después de ser víctima del cáncer, falleció el 28 de octubre del año 2003, Bladylav tenía 29 años de edad y fue una etapa muy difícil para el joven pianista. Sin embargo, ese hecho tan triste, le motivó a componer una obra que hasta el día de hoy lo ha convertido en el compositor de mayor porvenir en el planeta: el réquiem de Bladylav Spilman, dedicado a honrar la memoria de su madre.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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