Recuerdo que hace varios había un niño, resulta que ese niño era diferente a los demás. No convivía con nadie de la clase, actuaba como si ignorara a sus compañeros.
Durante largo tiempo ese niño fue molestado por muchos niños de la escuela, pero el actuaba como si no le importara nada. Sus compañeros, e incluso algunas de sus maestras lo percibían como un “bicho” raro.
Un día sin que nadie lo esperara, tocó la puerta del salón, abrió la puerta cuidadosamente y por primera vez habló.
-Perdón miss, ¿puedo pasar?, preguntó el niño.
Todos los de la clase se miraron unos a los otros, con unas caras como si se les hubiera aparecido un fantasma.
- La maestra con un gesto sorprendida lo miró a los ojos y le dijo “claro, adelante”.
Después de varios años el niño se fue de la escuela, y nadie supo de él.
Un día, el niño regresó a la escuela, todos sorprendidos nos preguntábamos acerca de su regreso, al empezar las clases, nos dimos cuenta de una cosa muy rara, nos dimos cuenta, de que el niño que había regresado a la escuela no estaba en nuestro salón.
- Alguien preguntó: ¿Miss, por qué Carlos no está en nuestro grupo?
-La maestra respondió: Por razones confidenciales Carlos ya no va a estar en esta clase, por el momento va a estar en la clase del grupo técnico.
Después de la explicación de la maestra hubo un gran silencio, parecía que no había nadie en el salón, de pronto, la maestra empieza a dar la clase… Al poco tiempo tocó la campana del recreo, todos salieron, por otra parte, yo, preferí ir a la dirección en vez de salir a recreo.
Llegué a la dirección, me senté en la pequeña sala que había, unos minutos después la secretaria me llamó, me indico que pasara a la oficina de la directora, yo, empecé a caminar lentamente hacia la puerta de la oficina, toqué la puerta y escuché una voz que venía de adentro, esa voz dijo: “adelante”, entré lentamente a la oficina, me senté cuidadosamente en la silla, la directora me preguntó acerca del motivo por el cuál había querido platicar con ella.
- Yo le respondí: me preguntaba, si de casualidad me podría decir la razón por la cual Carlos ya no está en mi grupo, y ahora está en la clase del grupo técnico.
- Ella respondió: hace varios años, Carlos se fue de la escuela sin avisar, de pronto, años después, sin esperarlo, llegó la mamá de Carlos y me suplicó que aceptara meter a Carlos en la escuela, pero en el grupo de alumnos diferentes, yo, pregunté: ¿Pero por qué en la clase del grupo técnico?
- La mamá respondió: ¿recuerda que Carlos no tenía amigos, y que no convivía con nadie? Pues, el irse de la escuela sin avisar, se debió a que mi esposo y yo nos preguntábamos la causa por la cuál Carlos no nos hablara, no “emitiera” vínculos afectivos, y sobre todo, que Carlos no tolerara que se le acercaran personas. Al observar todas estas reacciones decidimos aplicarle a Carlos unos estudios, y empezamos a ir con un psicólogo, al tener los resultados de las pruebas, y al llevar varias semanas en el psicólogo, ambas cosas nos indicaron que Carlos era/ es autista.
Empezamos a investigar acerca del autismo, nos dimos cuenta de que a las personas con esta enfermedad tenían estos, y mas padecimientos como los que tiene mi hijo.
- Así que esta es la razón por la cuál Carlos está en la clase del grupo técnico.
Yo, con una cara de tristeza le di las gracias, y regresé a mi salón.
Esa noche antes de dormir me propuse una cosa, me dije: “no se cómo le voy a hacer, pero me voy a hacer amiga de Carlos”.
- Al día siguiente durante el recreo me acerque lentamente hacia él y le dije: hola Carlos. Termine de decir eso, me esperé para que Carlos me respondiera, no hubo respuesta, no me importo que no me hubiera contestado, no me iba a dar por vencida, me marché y seguí disfrutando del recreo.
Intrigada por toda esta situación nueva, me esforcé en profundizar sobre el tema del autismo, con el propósito de encontrar respuesta a todo aquello que me cuestionaba. No sólo eso, inicié mi propia campaña, que consistía en cuestionar a mi gente más cercana sobre cualquier elemento relacionado con el autismo. Para mi sorpresa, me encontré con sorpresas de todo tipo: algunas personas conocían sobre el tema, pero ignoraban las características más importantes; otros sin embargo habían tenido contacto cercano con personas que lo padecían. Todo ello sin olvidar la información obtenida a través de internet, en donde también se mostraban casos de familiares con parientes que padecían de esta enfermedad.
Una vez que tuve conocimiento acerca de este tema me empecé a sentir con las armas para enfrentar el campo de batalla.
Empecé a tratar de acercarme con Carlos, en mi segundo intento empecé. Primero, comía mi lunch a unos cuantos metros de él, luego, me atreví a comer a un lado de él, me miró, pero me ignoro. Después, un día le ofrecí la mitad de mi sándwich, pero él no quiso. No me daba por vencida, y no me iba a dar por vencida.
A los pocos días de mis intentos fallidos decidí llevar mi guitarra a la escuela, pero no la llevaba con la intención de tocarle a Carlos, la llevaba con la intención de practicar para un musical que iba a tener.
Era el recreo, me puse a un lado de Carlos y empecé a practicar algunas canciones, para mi sorpresa, un momento después, mientras tocaba, Carlos me volteó a ver, me veía cómo tocaba, me miraba con tal felicidad, con tal amor hacia la música, de pronto empezó a mover su cabeza conforme al ritmo de la música. De pronto suena la campana de la escuela, indicándonos que el recreo había acabado; paré de tocar la guitarra y le dije a Carlos nos vemos mañana, el se fue sin decir nada.
Al día siguiente, me senté junto a Carlos, y empecé a leer un libro en voz alta, de nuevo Carlos me miró y empezó a escucharme leer; acabo el recreo y nos fuimos. Acabo el día y había transcurrido mucho tiempo sin que me hubieran recogido, curiosamente también a Carlos tampoco lo habían recogido, decidí continuar con mi lectura en voz alta. Tratando de encontrar en dónde me había quedado en la lectura, en mi asombro Carlos me dijo:
- Te quedaste cuando la niña entra cuidadosamente y silenciosamente en el pozo de oro. Dijo.
Para mi sorpresa miro el último párrafo de lo que leí, y descubro que lo que había dicho Carlos eran las palabras exactas de lo que decía el último párrafo.
A los pocos minutos llegan por Carlos y de pronto me dice:”adiós” le respondo con otro “adiós”, y me quedo en una asombro por el habla de Carlos.
Después de varios meses Carlos empieza a hablar más conmigo, pero no sólo conmigo sino también con los demás, empieza a tener más amigos.
…Han pasado quince años desde que pasó esto, ahora, Carlos y yo seguimos siendo amigos. Por otra parte, Carlos aprendió a relacionarse con los demás, hizo una carrera, y es un profesionista; Carlos no sólo aprendió a superarse a sí miso, sino que aprendió a convivir y a poder tener, el arte de la amistad.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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