lunes, 9 de noviembre de 2009

Vacaciones de verano (Andrea Ruíz 23)

¡Tan solo cinco minutos para las vacaciones de verano! Tanto tiempo esperando este momento. Ya estaba planeado todo, cuando sonara la campana, mis amigos y yo saldríamos corriendo hacia el coche, y de ahí nos iríamos a la playa, para celebrar todos nuestros esfuerzos.

Mi nombre es Sofía, tengo 17 años, mi pelo es café claro, largo y ondulado, soy muy alta, a veces me desespero bastante, soy muy perfeccionista, y también soy alguien en la que siempre puedes contar incondicionalmente.

Yo en lo único en lo que me concentro es en mi reloj, las manecillas pareciesen moverse muy lentas. Después de los cinco minutos más largos sonó la campana, en mi salón empezaron a gritar y aventar los cuadernos, a mí ni tiempo me dio de gritar, ya que me fui a toda velocidad al carro.

En el coche me tengo que encontrar con mis otros amigos, yo fui la primera en llegar.

Después llegó Mariah, una niña de 17 años, pelo corto y pelirrojo, y muy dulce aunque a veces agresiva.

Cinco minutos después llegaron Alan y Susan. Alan es un niño muy despistado de 17 años, su pelo era color dorado y no tan corto, es la persona mas gentil que puedas conocer, me conoce mejor que nadie. Susan tiene 16 años, exageradamente inteligente, muy dulce, tímida y su pelo tenía un tono entre café y negro.

Justo atrás de Alan y Susana venia Bruno corriendo, el es muy deportista, su pelo es negro y lacio, tiene 17 años, muy atento, a veces muy creído, sobre protector y un muy buen amigo.

Al final llego Orlando, tiene 18 años, muy deportista, extremadamente fuerte, amable, su pelo es café y corto, y es obvio que no era la persona más puntual, un detalle más, Orlando me gusta, me gusta mucho, aunque todavía yo no estoy segura si yo le gusto a él, eso espero.

Subimos las maletas a la cajuela, apenas cupieron, para la mala suerte de todos yo no soy la persona que empaca más ligero.

Son como 6 horas de camino y todos estamos ansiosos por llegar. Empezamos a platicar de un montón de cosas, también cantamos y muchas cosas más.

Empezaron a quedarse dormidos todos excepto Orlando y yo lo cual me parece bastante agradable para que podamos tener un tiempo a solas. Comenzamos a platicar.

- Me muero de ganas de llegar- dije.
- Ya se, yo también- dijo.
- Llevo un montón de tiempo esperando el viaje- dije.
- Yo igual- titubeó- Estaba pensando que una noche quisieras salir conmigo a cenar.

No lo podía creer.

- ¿Cómo en una cita?-dije.
- Si tú quieres- dijo con pena.

Me puse muy nerviosa, pero a la vez muy feliz.

- Me encantaría- dije con una voz temblorosa.

Se le escapó una sonrisa, pero no apartó la vista de enfrente.

Nuestros amigos empezaron a despertarse, lamentablemente. Al llegar al hotel quedamos impresionados, me encantó desde que lo vi de afuera.

Nos mandaron las maletas a la habitación mientras nosotros nos registrábamos, no hubo ni un problema, solo pedimos dos cuartos uno para las niñas y otro para los niños, los cuartos estaban pegados.

Al llegar a los cuartos quedamos aun más impresionados, estos estaban aun más padres que la entrada. Acomodamos todas nuestras cosas y como ya era muy tarde sólo nos dio tiempo de ir a cenar y luego a dormir.

Fui la primera en despertarme. Decidí arreglarme e ir a recorrer el hotel. Estaba enamorada del hotel, nunca había visto uno tan padre como éste, además estaba enfrente de la playa lo cual me hacia muy feliz.

Quedamos de vernos en el restaurante del hotel a las 10:30 A.m. llegue unos momentos antes para reservar la mesa. Todos llegaron a tiempo. Empezamos a hacer los planes para todo el día íbamos a ir a la playa y luego de compras (la actividad preferida de Susan y mia).

Justo al levantarme de la mesa Orlando llegó y me jaló hacia atrás, me dijo:

- ¿Quieres salir hoy?- dijo con una sonrisa gigante en su cara.
- Claro- dije.
- ¡Que bien!- me dijo.

Estaba tan feliz, llevaba tanto tiempo esperando tener una cita con él. Nos fuimos agarrados de la mano hasta llegar a la playa, todavía no quería que todos nuestros amigos se dieran cuenta.

Todo el día estuve esperando con ansias nuestra cita, no tenía ni la menor idea de lo que tenia planeado hacer, no me lo quería decir, el me quería sorprender, y no sabia como vestirme para las sorpresas.

A la hora de vestirme me probé como cinco conjuntos, hasta que por fin encontré el conjunto perfecto, no es tan elegante, ni tan fachoso, es un vestido rosa claro, unas sandalias con un poco de tacón, un collar plateado y una diadema.

Yo compartía el cuarto con Susan y Mariah, no quería que vieran que iba a salir en una cita con él, por suerte me las ingenié para sacarlas del cuarto un momento antes de que llegara.

Cuando el llego me dieron muchos nervios, toco la puerta y yo le abrí. El estaba parado con una sonrisa tan bonita, me saludo con un beso en el cachete, me relajé al ver que su estilo de ropa tampoco era elegante o fachosa.

El todavía no quería decirme a donde nos dirigíamos. Estaba muy ansiosa de ver que tenía preparado, conociéndolo a él iba a ser algo muy especial.

Llegamos a un restaurante situado en la playa. Entramos y nos dieron una mesa con una vista impresionante. Empezamos a platicar de muchísimas cosas, el se estaba portando de una manera tan gentil y romántica.

- Te vez muy bien hoy- me dijo.
- Gracias, tu también- le dije.

Me agarro de la mano y me dijo:

- Ven, acompáñame

Me confundió y yo le dije:

- ¿A dónde? ¿De que hablas?
- Tú sólo sígueme- dijo.

Nos fuimos agarrados de la mano a la playa y caminamos un rato. Después de un rato vi una fogata como de película. Nos sentamos y empezamos a platicar.

- Sofía…- se quedo trabado- tengo algo importante que decirte.
- ¿Qué pasa?- le dije.
- Es que hace mucho tiempo siento algo por ti- dijo sin despegar la mirada del suelo.

Me trabé, estaba muy nerviosa, feliz, pero no sabia que le podía decir.

- La verdad hace mucho tiempo te amo- dijo, levanto su mirada y me vio directo a los ojos.
- Yo también te amo- dije viendo a sus ojos.

Nuestras cabezas se empezaron a acercar, los ojos se empezaron a cerrar, esto parecía un sueño, de hecho esto es mejor que un sueño, nuestros labios se tocaron. Cuando nuestros labios se separaron parecía que había cohetes, estrellas fugaces y fuegos artificiales.

Sin duda alguna estas eran las mejores vacaciones de la historia.



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