lunes, 9 de noviembre de 2009

Gracias a Benito (Camila Fernández 23)

Antelma era una niña de 7 años como cualquier otra. Le encantaba estar con sus amigas, dibujar, reír, saltar la cuerda pero sobre todo lo que más le gustaba era estar con su adorable gato callejero al cual Antelma le había puesto el nombre de Benito. Ella se había inspirado en ponerle este nombre porque cuando se encontró al minino en el motor del Tsuru de su papá estaba cubierto de aceite el cual le daba un color morado como Benito el personaje de Don Gato y Su Pandilla.


Pero en este momento les contare mas sobre como Antelma encontró a su gatito.

Antelma y su papá Ernesto, que era un hombre muy serio y sumamente dedicado a su trabajo estaban saliendo de la posada que habían tenido ese 22 de Diciembre. Cuando Ernesto arranco su coche (un Tsuru ya mencionado) Antelma escucho un extraño tipo de chillido. Al principio pensó que era solo una falla en el motor o algún problema de los frenos pero cuando se detuvieron en el semáforo de la esquina de Homero el ruido se hizo más fuerte y le pidió a su papá que checara que todo estuviera bien con el coche. Su papa que estaba atrapado en sus propios pensamientos le dijo que en cuanto llegaran a la casa lo checaría. Antelma conocía a su papá bastante bien como para creerle así que empezó a gritar y patalear hasta que su papá detuvo el coche y se paró a abrir el cofre.

Ahí estaba la inocente criaturita. En cuanto vio a Antelma estiro sus patas como esperando que lo cargara a ella no le importo que estuviera lleno de aceite lo cargo y es mas hasta lo acobijo en su camisa. El gatito no debería de haber tenido más de 1 mes de nacido en ese entonces. Desde ese momento Antelma supo que iban a ser inseparables. Ella nunca había sentido tal ternura o compasión por alguien más y mucho menos por un animal callejero.

Al llegar a su casa lo primero que hizo fue enseñarle su nueva mascota a su mamá porque ella era amante de los animales y sabía que estría encantada. Inmediatamente Antelma y su mamá fueron a bañar al gato para quitarle todo el aceite y que no le hiciera más daño. La mamá fue la que le dio la idea de nombrar al gato Benito por su color cuando tenía el aceite. Al principio Antelma pensó que esta idea era un poco cruel pero luego algo la hizo cambiar de parecer y estuvo de acuerdo con s mamá. Así fue como este simple gato (ahora conocido como Benito) se volvió un miembro más de la familia.

Al mes de que Benito estuvo en casa de Antela ya tenía su lugar en la familia. Es mas ya tenía su propia cama, aunque siempre durmiera con Antelma. También tenía sus platos para su comida, agua y leche y por supuesto que también tenía su tradicional ratón de juguete. La mamá de Antelma amaba a Benito y lo acariciaba y hacia cariños cada que podía. Mientras que Ernesto fingía que lo ignoraba pero Antelma sabía que en secreto su papá también lo quería. Una vez lo había cachado hablando con el gato mientras lo acariciaba, hablaba de cosas aburridas como de su trabajo pero a Antelma la tenía encantada porque al fin se sintió completamente cómoda de tener a Benito viviendo en su casa.

Un día Antelma amaneció y se dio cuenta de que Benito no estaba. Corrió a la cama del gato a ver qué estaba pasando pues siempre era costumbre que Benito amaneciera en su cama (la de Antelma). Cuando vio que su camita también estaba vacía fue cuando de verdad se empezó a preocupar. Vio que su papá leía el periódico en la sala y le pregunto que si sabía que había pasado con Benito. Este le contesto con toda la calma – A si tu mamá se lo llevo al veterinario- La cabeza de la pobre niña empezó a dar vueltas porque se estaba imaginando las peores situaciones. Pero no dudo en tomar el teléfono y marcar al celular de su mamá. Cuando holló que su mamá contesto con tranquilidad un enorme peso fue quitado de los hombros de Antelma. Lo que había pasado fue que Benito se había escapado hace ya varias noches y había sido atacado por pulgas. Lo único que iba a hacer el veterinario era ponerle una inyección y darle unas pastillas para que los paracitos se le quitaran inmediatamente y no acabara contagiando al reto de la familia.

Las aventuras de Benito y Antelma son infinitas al igual que todos los problemas en lo que se han metido por ser tan traviesos. Benito lleva ya 4 años en casa de la familia de Antelma.

Ha habido cambios impresionantes en la familia. El papá que antes no prestaba atención a nada al menos que fuera del trabajo tuvo un cambio impresionante.

Abrió un centro para todos los gatos que han sido encontrados en la ciudad y les ha dado un hogar en vez de que se queden en las calles. Esto tiene muy sorprendidas pero a la ves muy agradecidas a Antelma y su mamá porque nunca se imaginaron esto de un hombre tal como este papá o esposo. Obviamente el gato favorito de Antela sigue siendo Benito pues el ha sido su fiel compañero en las buenas y en las malas por 4 años. Aparte de que este gatito fue el que unió a la familia y el que inspiro a Ernesto para tener este acto de bondad.

Si algún día le preguntaras porque hizo todo esto el te contestara –Gracias a Benito-


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