Iba a reprobar el año si no hacia mi exposición, se trataba sobre el más grande físico de todos los tiempos: Albert Einstein. No se me ocurrió nada interesante sobre él pero de lo que si estaba seguro es que debía hacer algo: por lo menos copy-paste.
Acudí a mi amigo el Profesor de Ciencias, Química, y claro Física, Sam Newton, porque estaba seguro de que podría ayudarme y dar información o datos curiosos. Sam Newton es una persona flaca, alta, lleva su cabello despeinado la mayor parte del tiempo y en la rara ocasión en que se peina es para un evento; pero a él no le importa porque está considerado una de las mentes mas brillantes del siglo XXI. Usualmente combina la ropa de una manera extraña, por ejemplo naranja con verde. Ha hecho tres carreras, cinco maestrías y tres doctorados. Era un chavo fuera de serie y súper inteligente; pero muy introvertido.
Cuando llegué a visitarlo para que me ayudara con mi exposición, él estaba terminando su último invento: una máquina del tiempo. De repente me llegó una de las más grandes ideas que he tenido en toda mi vida. Le pregunté al doctor que si podíamos ir a 1930 para conocer a Albert Einstein para que me diera la inspiración y los datos necesarios para sacarme un diez y no reprobar y repetir el año. Rápidamente expresó palabras que no me gustaron. Él dijo que no podíamos ir porque cambiaríamos la historia que ya está escrita y cambiaríamos el tiempo y el espacio. Pero aun así estaba decidido a convencerlo.
Después de una ardua reflexión, Sam aceptó con una sola condición: no decirle nada sobre las nuevas teorías y no mencionarle que éramos del futuro. Antes de emprender nuestro viaje al pasado debimos comprar ropa vieja o la podríamos llamar antigua para pertenecer y no llamar la atención., y ya estábamos listos para el viaje. Sam dijo una última cosa: “No debemos hacer nada que cambie el futuro”.
Sam prendió la máquina y se creó como una especie de hoyo negro al fondo. Había muchos riesgos implicados pero aun así lo tenía que hacer, para sacarme ese diez haría lo que fuera. No sabía si íbamos aparecer en Pensilvania en la residencia de Albert Einstein o en otro lado. Yo estaba muy nervioso porque no sabíamos que pasaría. Entré al hoyo con cautela. Entré y la succión me hizo sentir que estaba en un túnel. Al contrario de avanzar iba hacia atrás como si alguien me jalara y no me podía resistir. Me empecé a sentir muy raro y en un santiamén me desmayé.
Desperté en el sótano de una casa antigua y grande. Volteé hacia los lados y encontré al doctor que aún no se había levantado o despertado. Esperé en silencio a que el doctor despertara para saber cual sería nuestro siguiente paso. Ya me estaba poniendo nervioso porque Sam no despertaba y ya habían pasado más de dos horas hasta que se levantó con un humor y cara de pocos amigos. Esperé tranquilamente a que se le pasara el enojo. De repente gritó con una cara de asombro “¡lo hicimos, estamos en el pasado!”. Le dije “Sam ¿ahora que tenemos que hacer?”. Su expresión sufrió un cambio drástico de alegre a preocupado y dijo “¿que es lo que hice? ¡Cometí un grave error! hay demasiadas paradojas”. Él se quería regresar pero no encontramos la máquina del tiempo en el sótano o por ningún lado. Los dos respirábamos agitadamente y nuestro pulso estaba acelerado, ¡estábamos aterrorizados! Yo fui el primero en tranquilizarme y después ayudé a Sam. Lo primero que hicimos fue subir. No lo podía creer pensé que era un sueño pero no lo era. El mismísimo Albert Einstein estaba escribiendo la teoría de la energía y lo estaba viendo con mis propios ojos. Tuve que ser muy cauteloso pero aun así nada más el hecho de verlo me asombró. Nos tuvimos que escapar por la puerta trasera para que nadie nos viera incluyéndolo.
Teníamos un gravísimo problema ¿donde estaba la máquina del tiempo? No conocíamos bien la ciudad pero aun así pudimos movernos. Nos sentamos en una cafetería no muy lejos de la casa de Einstein. Pensamos exhaustivamente sobre que deberíamos hacer. Lo mas sabio o lo más tonto era preguntarle directamente a Einstein pero aún así no debería saber que veníamos del futuro. Teníamos un dilema decirle a Einstein que éramos del futuro y que nos ayudara a buscar nuestra Máquina del tiempo o buscarla nosotros mismos. Yo pensaba que la mas correcta era decirle a Einstein que veníamos del futuro. Pero había otra cosa: él nunca debería hablar de eso y como todos saben es difícil guardar un secreto; pero uno tan grande como este nadie puede con la carga.
El Doctor Newton y yo pensamos cuidadosamente sobre cuál sería nuestro siguiente paso, y estuvo de acuerdo conmigo y nos fuimos de regreso a la casa de Einstein. Al vernos nos saludó muy amablemente, como si nos conociera. No sabíamos cómo podríamos explicar nuestra presencia, las palabras salieron de mi boca sin pensar: le pregunte que si había visto una máquina fuera de lo común. Él tranquilamente nos respondió que la había movido a su cuarto aunque no supiera que era porque se veía importante y dijo que no nos había querido despertar y se había sentado a esperar; pero cuando bajó a buscarnos ya nos habíamos ido. Einstein no entendía aún que veníamos del futuro. Entonces le hicimos que jurara que no le diría a nadie lo que le íbamos a contarle. Le contamos que éramos del futuro y le explicamos que esa máquina que estaba en su cuarto era una máquina del tiempo. Él estaba tranquilo y cumplió con su parte. Le preguntamos sobre su vida y sus pensamientos más íntimos. El respondió todas nuestras preguntas feliz y contento. Nos despedimos de él y prometió de nuevo que no le diría a nadie nuestro secreto.
Prendimos la maquina y nos fuimos de regreso al 2009. Nos desmayamos de nuevo pero cuando despertamos estábamos contentos de que habíamos llegado a casa. Yo me tenía que poner a escribir mi reporte pero no importaba por que tenía mucha información. Ahora entendemos porque Einstein escribió una teoría sobre porque no podíamos viajar en el tiempo y hizo esta teoría sabiendo que estaba diciendo mentiras no mas lo hacía para cubrir nuestra mentira y no cambiar la historia.
Gracias por escuchar mi verdadera historia y espero que les haya gustado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario