sábado, 7 de noviembre de 2009

Los Mejores Amigos (Eduardo Zueck, 21)



Mi nombre es Fernando Mijares. Vivo en un pequeño suburbio por la Ciudad de México. Tengo 14 años, aunque ni se me notan ya que todavía sigo muy pequeño. Soy de esas personas que vive la vida alocadamente y no le importa lo que piense la demás gente de él. Mi mejor amigo se llama Rafael y lo conozco desde que íbamos en Preprimaria, no nos hemos separado nunca en nuestras vidas. Físicamente somos totalmente lo opuesto, yo soy pequeño, moreno y de pelo negro; él es muy alto, blanco como mármol y con pelo tan güero que brilla. Todo lo hacíamos juntos, hasta ahora.

Era viernes y era la última hora. Los pasillos estaban tan abarrotados de gente, tanto que ni veías la pared del final del pasillo. Todos estábamos emocionados por una fiesta a la que íbamos a ir, haciendo planes para hacer algo antes de ir a la fiesta.

Cuando toco la campana, todos salimos corriendo como locos afuera. Mientras Rafael y yo divagábamos como se nos había acabado la batería del celular, y decidimos mejor ir a comer a un restaurante que esta a lado de la escuela y de ahí irnos a la fiesta. Vimos que la dirección en donde era la fiesta estaba cerca de la escuela.

Todos decidieron irse directo a la fiesta excepto nosotros, así que fuimos a comer solos. Al salir del restaurante empezamos a caminar por las calles para llegar a la fiesta... Dimos vueltas y vueltas, hasta que le preguntamos a un señor como llegar. Aparentemente la calle en donde era la fiesta tenía el mismo nombre que esta y que se hacía como una hora caminando hasta allá. No teníamos ningún problema con caminar, así que emprendimos. Habían pasado ya 15 min cuando Rafael me dijo “Tomemos este camino que conozco para tardar menos”. Yo dudando lo seguí.

Caminamos por 2 horas en calles oscuras y misteriosas. Vimos que faltaba muy poco para que el sol se fuera, pero ya era muy tarde para regresar. Caminamos otras 30 hora cuando nos encontramos un coche. Le pedimos al joven si nos llevaba a la fiesta. Amablemente nos respondió que si. Nos dijo que tenía que pasar por algo en el camino y de nuevo, realmente no nos importaba.

Paro en otra calle oscura a hablar con un hombre en gabardina. Preferíamos no saber lo que estaba haciendo. Mientras Rafa y yo discutíamos sobre que íbamos a hacer en la fiesta. Totalmente distraídos vimos en la distancia unas luces rojas y azules. El temor subió a través de todo nuestro cuerpo y salimos corriendo del coche. Pero teníamos que continuar, era la fiesta del año!

Caminamos y caminamos. Intentábamos llamarle a alguien, pero por maldita coincidencia no teníamos nada de pila. Entramos a una calle un poco mas alumbrada, donde vimos una casa con un fiesta. Gritamos de la felicidad y entramos. Al entrar buscábamos gente que conociéramos ya que la festejada era nueva en la escuela. Se escucho un fuerte “pac!” de que cerraron la puerta y agradecimos a dios por haber llegado temprano. Pasaron unos buenos 10 minutos para que nos diéramos cuenta, que esta fiesta no era la que buscábamos.

Veíamos como los mayores de 20 empezaban a drogarse y a tomar sin control. Asustados corrimos a la puerta, donde un señor nos dijo que si ya habíamos entrado, no íbamos a salir. Intentamos mezclarnos con los demás, pero estaba muy difícil ya que todos estaban drogados y diciendo pura estupidez. Después de un rato nos encontramos con un niño de nuestra edad, y aparentemente era todo un piro maniaco. Empezamos a hablar y nos dijo que la fiesta era de su hermano y que el si podía salir. Después de charlar un poco más, le pedimos si nos podía sacar de la fiesta y nos dijo que con una sola condición, con que lo llevemos a nuestra fiesta. Accedimos al trato. La salida estuvo muy fácil, ya que el guardia conocía a Paco, como nos enteramos que se llamaba.

Fue otra hora para llegar a la fiesta, nos dábamos cuenta como poco a poco íbamos llegando. Todo el camino Paco se la paso jugueteando con su encendedor, ocasionalmente prendiendo algún objeto cerca de el. Al llegar a la fiesta eran las 11 de la noche, todavía teníamos 3 horas para celebrar.

Fui con la chica que me gusta y empezamos a hablar de cualquier cosa que se nos ocurriera, cuando llego este Rafael con un vasito de cuba. Al probarla me encanto y seguí tomando y tomando y tomando. Para entonces ya había perdido de mi vista a Pedro. Pensé “¿Que podría pasar?” y seguí tomando y hablando con Julieta.

La noche fue pasando y era por ahí de la 1 cuando tenía muy poco sentido de lo que hacía… Las cosas se calentaron un poquito y bese a Julieta. Seguí festejando alegremente, bailando y cantando. No me di cuenta pero las cosas si se estaban calentando…

Estaba bailando cuando escuche esa palabra que no quiero recordar. “FUEEEEEGOOOOOOO!” se escuchaba por todos lados. Mientras corría asustado maldecí a Paco en voz alta. Toda la gente salía corriendo de la casa, para llegar a la calle donde ya estaban sin peligro. Corrí a todo lo que di, mientras buscaba a Rafa. Pensé que lo más seguro era que ya hubiera salido…

Cuando llegue a la calle empecé a buscarlo, y no lo encontraba. Gritaba su pero nadie contestaba. Paco tampoco estaba. Llegaron los bomberos y yo estaba altamente asustado, nervioso y triste. Apagaron el fuego y la casa de madera que estaba totalmente destrozada. Al terminar los bomberos dieron su reporte. Esas palabras siguen rezumbando en mi oreja “Hay 2 muertos, causantes del fuego. Estaban encerrados en un cuarto. Costo identificarlos por las quemaduras, pero el policía supo quienes eran. Que Rafael Fernández y Paco de las Cuevas descansen en paz”. Empecé a llorar… esa noche destruyo mi vida…

Los siguientes días fueron los peores de mi vida. Se le hizo un velorio y funeral a Rafael, pero el no merecía morir. Las únicas palabras que pude decir en el funeral fueron “Rafa era muy buena persona y amigo, todos lo extrañaremos.” Y salí corriendo y llorando. Entre en una grave depresión, una de las que se tarda en salir.´

Han pasado 2 meses y mi actitud a mejorado. Intento no voltear al pasado, pero en ocasiones es inevitable. Tal vez estoy mejor que antes, pero sé que nunca podre olvidarme de ese Viernes 9 de Febrero. Nunca lo olvidare.

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