sábado, 7 de noviembre de 2009
Lola + 10 (Vanessa Williams, 22)
“Tit, Tit, Tit”
-¡Ah!- grite mientras me caía de la cama, me di la vuelta y me levante para apagar el despertador-. Whoa, solo es el despertador.
Mire hacia la puerta cerrada, luego voltee a la ventana, que por detrás de las cortinas color fusa, el sol salía. Sonreí sin ninguna razón y mientras hacia mi cama pude escuchar en el otro cuarto a mis dos hermanos llorar. Arriba se escuchaban mis hermanos peleándose y gritándose mientras reían, a veces sentía que el techo se me iba a caer sobre mí. Todas las mañana mientras mi hermana se bañaba me ponía a pensar porque mis padres habían decidido tener tantos hijos. Somos yo y diez personas más que comparten una sola casa.
-¡Ya voy!, ¡Ya voy!- gritaba mi madre que subía las escaleras para ver a mis dos hermanos bebés que lloraban y luego le grito a mi padre-. Erick, podrías ayudarme.
-No puedo, voy llegar tarde- grito mi padre y ambos empezaron a discutir pero mi concentración se enfoco en otra cosa. Mi hermana no estaba en su cama, ¿Cuánto había pasado desde que me levante? ¿1 minuto? Mínimo. Me di la vuelta y vi como mi hermana agarraba su ropa para la escuela.
-¿Lupe?- dije mientras ella caminaba lentamente hacia la puerta, yo estaba paralizada- ¡No!
Corrí hacia la puerta y ella hizo lo mismo, era una carrera de todas las mañanas, siempre había sido las más rápido así que llegue al baño antes que ella, inteligentemente la noche anterior había puesto mi ropa en el baño, le cerré la puerta en la cara y me reí de ella.
-¡MAMÁ!-gritaba mi hermana - ¡Lola me azoto la puerta en la cara!
-¿y qué quieres que haga?- oí como mi mamá le decía a mi hermana y ambas empezaron a discutir pero como siempre lo ignoro, me cuesta trabajo vivir con tan poca atención pero me acostumbre a ignorar cualquier cosa negativa, oh bueno, no siempre puedo con tanto estrés.
Mi familia consiste de: Mis dos padres, Erik y Yuri, mis cinco hermanos mayores, mis dos hermanos bebés, Lupe y yo, ambas somos las únicas niñas y para empeorar somos gemelas, idénticas, lo único diferente es que yo tengo el pelo color rojo y Lupe lo tiene café oscuro, tal vez no es mucha diferencia y la verdad no poder tener tan siquiera una cara única es no poder ser único o incluso especial, pero lo que más me enoja es que me confunda con Lupe.
Una sola casa de 3 pisos, el último dominado por los hombres mayores, el segundo por mis padres, bebés, Lupe y yo, y el primero dominado mayormente por los hombres. Nunca se pude tener tiempo para estar solo. Por si fuera poco solo hay 3 baños, uno para los “hombres”, otro para mis papás y el otro, y más pequeño, para los extras, ósea, invitados, bebés, Lupe y yo.
Mis padres son mexicanos y vivimos en San Diego, California, lo único bueno es que tenemos alberca.
En desayuno, comida y cena, siempre tengo que luchar por tener el mejor lugar, comida, refresco, agua, y si hay dulces siempre suelen terminarse en menos de 2 horas, es horrible. No me llevo con todos mis hermanos, más bien es que todos son groseros, creídos y sobretodo muy guapos y atléticos por lo tanto los hace mas creídos, pero mi hermano favorito es Juan, tiene 17 años, siempre me comparte de sus cosas, me defiende y de vez en cuando me lleva al cine, claro yo pago mi boleto, y mi hermana favorita y la única que tengo es Lupe.
En el desayuno me toco, de mala suerte, al lado con Pedro, el hermano más grande de 20 años, el siempre me molesta, me quita cualquier cosa que tenga y si hago una tarea y me quedo increíble, me lo destruye.
-¡Ja! Lola, ya me entere, eh – dijo Pedro, él y Héctor, hermano de 19 años, se empezaron a reír, toda la familia se me quedo viendo-. Tan chiquita y ya está enamorada.
Entonces Pedro y Héctor de broma juntaron sus manos y me gritaron “Aw”
¿De qué hablas? – Dije mientras veía a Lupe con furia, ya que ella era la única que sabía mi secreto-. Además, tengo 14 años, no soy un bebé, gracias.
-Ay, no te hagas, ya acéptalo, todo mundo sabe que te gusta Gerardo- Manuel me volteo a ver, Gerardo y el eran mejores amigos, ambos tenían 15 años y toda la familia se llevaba muy bien con él-. Y no fue Lupe, ja, y mucho menos Juan.
Me levante sin responder, deje mi plato en el lavabo, y camina hacia donde estaba mi mochila.
-Lupe, ya me voy a la escuela, ¿te vienes conmigo o te quedas y te vas sola? – No me respondía, de pronto todo se quedo callado y Manuel no paraba de verme con confusión y, tal vez, con odio - Manuel, ¿tú también vienes?
-Am, no, me voy con Martin – dijo con voz confusa, todo mundo seguía callado. Martin era el hermano gemelo de Manuel, por alguna extraña razón hay muchos gemelos en mi familia.
No podía mentir, Gerardo era perfecto, guapo, buena onda, lindo, educado y sobre todo, es esa clase de chicos que tus padres aman como si fuera otro de sus muchos hijos, lo único malo sería que Manuel no lo tome tan bien, ya que es su mejor amigo. Pensé en él todo el camino, me reía sola cuando pensaba en él, no me había dado cuenta que Lupe estaba detrás de mí y mucho menos de que ya estábamos en la escuela.
Gerardo es como mi mejor amigo, por esa razón también me daba miedo que se enterara de mis sentimientos, ¿Qué tal si me dice que solo quiere que seamos amigos? Uf, eso dolería mucho.
-Te juro que yo no dije nada- me decía Lupe cada 5 minutos, yo estaba enojada y la ignoraba pero era demasiada su desesperación que me arte de ella.
-¡Ya!, está bien, te creo – me miro preocupada pero en verdad le creía, después de todo somos gemelas de alguna manera nuestros pensamientos y sentimientos son telepáticos. Le di un beso en el cachete y la abrase-. Aw, te quiero mi twin.
Le repetí que todo estaba bien y la volví a abrasar, luego se fue con sus amigas y yo me encamine a mi casillero para agarrar mis cosas antes de irme.
-Hola-
-Ah, Hola, Gerard- Dije nerviosa al ver el hermoso rostro que me iluminaba-. Oye, dime, ¿no te ha dicho nada Manuel? ¿Verdad?
-Este…no- se rio divertido, yo le sonreí pero luego me miro con una hermosa sonrisa, me sonroje y mire hacia el piso mientras suspiraba-. Lola, ¿me tienes que decir algo importante?
“Si, te adoro, pero es muy difícil, no quiero perder su amistad, ya que parece ser que él es el único que me entiende, es difícil vivir con tantos hermanos que lo único que hacen es fastidiarme, pero todo vale la pena con tal de verte un día más, pero si tan solo podría ser hija único, si pudiera confiar en alguien más que no sea mi otro yo en todo los sentidos, porque en mi casa los secretos no existe, jamás tengo tiempo para mi” pensé todo esto en menos de 1 segundo pero luego lo vi y me reí tímidamente, estaba decepcionada de mi, ya lo tenía conmigo pero… ¿Por qué no podía ser valiente y decirle que lo quería?
-Si- pero pensé “¡¿QUÉ DEMONIOS HACES!? MANUEL TE ODIARA POR ESTO”-. Yo te…te tenía que decirte, que… Manuel te está buscando.
Me miro confundido, esa definitivamente no era la respuesta que él quería, me sentí tan torpe con mi respuesta que cerré mi casillero y prácticamente corrí hacia la salida.
En la salida Lupe llego conmigo.
-Lola, apúrate, Pedro y los demás vienen por nosotras – me agarro y me susurro en el oído-. Más vale que no te vean con Gerardo, más bien que no vean a Gerardo.
-Si tienes razón -Justo estaba a punto de caminar cuando una mano agarro la mía –. Perdón, me tengo que ir.
-Es que yo si tengo algo que decirte- Mi mundo se congelo.
“Oh por Dios, no ahora” pensé pero me entro el miedo de que mis hermanos me vieran con él.
-Ah, am, es que – sé que me iba a arrepentir por esto pero no quería que se enterara, no en este momento-. Me tengo que ir porque…
-Miren a quien tenemos aquí- dijo Pedro, no puede ser, todo mundo nos veía.
“¿Por qué aquí? ¿Por qué en la salida donde todo mundo puede ver? ¿Por qué mi hermano tenía que ser conocido por todo mundo en la escuela?”
Mi hermano me agarro y agarro a Gerardo, todo mundo se junto.
-¡Sabias que le gustas a mi hermana!- Todos mis hermanos se reían y los que nos veían se murmuraban unos a los otros-. Tiene un diario y todos los días escribe algo sobre ti, ¡MARTIN! ¿Recuerdas que decía en el día 25 de abril?
-Querido diario…-todo mundo empezó a reírse, Gerardo miraba a todos lados con confusión y yo me quería morir.
Mi madre apareció con mi padre y mis dos hermanos.
-¿Lupe?, ¿Qué haces con Gerardo?- mi madre me confundió con mi hermana, lo que yo más odio en este mundo.
-Ella es Lola-dijo mi padre que cargaba a mis dos hermanos menores.
-Se perfectamente quien es Lola y Lupe- y entonces mi padre y mi madre empezaron a pelearse.
-No puedo- solo podía escuchar a la gente riéndose, mis padres peleándose y ver la cara de Gerardo, no podía creerlo, toda mi vida había dado lo mejor por mi familia, ¿Cuántas veces me había quedado sola en la casa cuidando a mis hermanos? ¿Cuántas veces había quedado bajo la lluvia esperando a que mis hermanos me recogieran de la escuela mientras mi hermana se llevaba la única bicicleta? Y después de todo lo que hago por ellos ¿alguna vez consigo lo que quiero? O por lo menos ¿me lo agradecen?- ¡YA NO PUEDO!
Empuje a mi hermano y salí caminando mientras aguantaba las lagrimas. Mi familia se acerco y Pedro trato de agarrarme, pero me aleje.
-No me toques, de todos los hermanos tu eres el peor y te odio – mi madre también se acerco-. Soy Lola, ¿Cómo me confundes? ¿Por lo menos saben que eso me molesta?
Mi madre se quedo callada.
-En lo que a mi concierna – seguí hablando – ¡ustedes son la peor familia!
Corrí hasta el parque, lo atravesé, seguí hasta el bosque donde yo solía tener una casa del árbol, me subí, y empecé a llorar.
“como deseo tener un amigo, digo, un compañero en mi casa, uno que jamás diga mis secretos” pensé.
Voltee a ver al cielo, era de noche.
-Oh- susurre cuando vi una estrella fugaz pasar enfrente de mi, cerré mis ojos-. Lo único que en verdad deseo es estar sola, sin mis hermanos.
Sin darme cuenta me quede dormida.
“Tít., Tít., Tít.”
-¡Ah!- grite mientras me caía de la cama, me di la vuelta y me levante para apagar el despertador-. Whoa, solo es el despertador.
Mire a mi derecha y la cama de mi hermana estaba vacía, había algo que estaba mal, no había ningún ruido ni movimiento. Raro.
-¿Lupe? ¿Mamá? ¿Papá?... ¿bebés?- no me contesto nadie, baje las escaleras y todo estaba vacío.
-¿Juan? ¿Manuel? ¿Martin? ¿Héctor?.... ¿Pedro?- no me contesto nadie.
Una sonrisa, sin darme cuenta porque, apareció en mi rostro. Me bañe sin preocuparme de que mi hermana estuviera esperándome, desayune tranquila sin preocuparme de que alguien se acabara el cereal o la leche. Era sábado y toda la casa era para mí solita. Comí todos los dulces y parecía que nunca se iban a acabar, vi los programas en la tele sin interrupciones, subí al tercer piso, me metí en el jacuzzi de mis padres, me metí a la alberca sin preocuparme que mis hermanos me hundieran.
Todo fue maravilloso hasta que se hizo de noche… la casa es enorme y oscura, no había ningún movimiento ni sonidos y eso era escalofriante. No podía moverme de mi cuarto y para el domingo en la tarde ya no sabía qué hacer, era muy aburrido.
-Ah si estuvieran mis hermanos, iríamos al cine, tendríamos guerra de palomitas, iríamos a juagar Baseball en el parque, tener un picnic, ir a la playa…- “cuando regresaran” pensé.
Conscientemente estaba perdida, no sabía dónde estaban solo sabía que no estaban conmigo.
El lunes fui a la escuela pero todo mundo me veía con desconfianza o con miradas raras.
-¿Eres nueva?- me pregunto alguien.
-Am soy Lola, ¿no me recuerdas Joey?- todo mundo se me quedaba viendo como si fuera desconocida.
En el recreo vi a Gerardo, me alegre tanto que corrí y lo abrase.
-Perdón, ¿te conozco?- se alejo de mi abraso y me miro con la misma mirada que todo mundo me ponía.
¡Soy Lola!- no lo podía crearlo, me acerque y puse mis manos en su cara mientras lo veía en sus ojos-. Por favor recuérdame, ¡Por favor!
Se me quedo viendo con hostilidad y se aparto de mí.
“No, el no, por favor”
Otra chica que se parecía a mí se acerco a Gerardo y le dio un beso en el cachete.
-Perdón, debiste equivocarte de persona- dijo y se fue con su novia.
Por supuesto que nadie me conocía, si no fuera por mis hermanos mayores quien sabría quien es Lola, la hermana gemela de ¿Lupe? Y por si fuera poco sin Manuel, Gerardo no me conocía.
Toda la semana me la pase vacía, me molestaba ver a Gerardo con su novia, pero pasaron días, meses y fui olvidando todo.
¿Quién era yo? ¿Cuál era mi propósito? Me acostumbre a no preguntarme donde estaban esas personas con quienes vivía, me había acostumbrado a no sentir nada, no me preguntaba de donde venia y porque jamás se acababa la comida en mi casa.
Un domingo estaba tirada en el suelo viendo el atardecer en mi jardín y de la nada paso algo por mi mente:
“Vamos al parque” y así lo hice pero no había nada
Ya no escuchaban nada, ni siquiera mi respiración, lo que rompió mi concentración fue una pelota de Baseball que cayó enfrente de mí.
-Oye, pásamela por favor- dijo una voz femenina, voltee y los vi, eran 5 hombres fuertes y guapos, una señora sentada con 2 bebés riéndose, 1 señor sonriente, una niña tierna y la niña que me pedía por la pelota era la novia de ese chico lindo, llamado Gerardo.
-tú eres yo- dije mientras reconocía que ella era idéntica a mí-. ¿Lola?
“Tít., Tít., Tít.”
-¡Ah!- grite mientras me caía de la cama, me di la vuelta y me levante para apagar el despertador-. Whoa, solo es el despertador.
¿Qué paso? ¿Fue un sueño?
Baje corriendo las escaleras y ahí estaban todos, comiendo su desayuno.
-Uf-suspire pero algo andaba mal-Hola familia.
Ellos hablaban, no me escuchaban, no me veían, no podía entender lo que decían.
-¡No!- grite- ¡quiere de vuelta a mis hermanos, a mi mamá y a mi papá!
-¡Lola!, Lola, ¡Lola!, Lola – gritaban unas voces.
Estaba en la casa del árbol, todo había sido un sueño.
Perdón llego conmigo y me abrazo.
-Lola, perdón, no quiero que me odies, eres la mejor hermanita del mundo, perdón sé que no debí decir nada – le sonreír porque después de todo no era tan mal hermano, siempre me hacia reír, y era esa clase de personas por las que yo era considerada buena onda-. Tu siempre nos haces de comer a todos cuando mamá no está, ahorrar para el cumpleaños de todos y eres la mejor en Baseball.
-Lola, perdón, yo hable con Gerardo y el siento lo mismo por ti, no piensa que eres tonta ni nada y sabes muy bien que lo del diario fue una broma- me sonrió- además de escusa para las burlas puedes hacerte su novia y ya nadie te va a molestar.
Me reí y lo perdone.
-Te quiero, pequeña- me dijo y yo le di un beso en la frente.
Mi mamá también se disculpo y me dijo que no podía ver bien porque le habían dilatado las pupilas.
-Amor- dijo mi padre cuando llegamos a la casa- te tenemos un regalo.
Al llegar había un hermoso perrito y en su placa decía “Lolo” me reí y me di cuenta de que si les importaba, porque siempre les decía que quería un perrito para mí.
El lunes Gerardo se acerco a mí para hablar.
-Este…Lola, no sé cómo decir esto- estaba nervioso y me empecé a reír-¿Por qué te ríes?
-Tonto- lo abrase y le di un beso- te quiero.
-Lola- se rio y me beso otra vez- yo también te quiero y mucho.
Ese domingo toda la familia fuimos a la playa incluyendo a Lolo y a Gerardo. Me di cuenta que mi vida no era mala, jamás lo fue, solo no valoraba lo que tenia. Lupe quiso que le enseñara a cocinar para que me pudiera ayudar y en la casa pusimos un jarro donde pondríamos dinero para el cumpleaños que más se acercara. Los sábados mi hermana y yo podíamos ir a donde quisiéramos sin invitar a nuestros hermanos y los domingos seguíamos saliendo. Nunca creo decir que no sería feliz si estuviera sin mis hermanos, aprendí a ser feliz con lo que tengo porque sinceramente no puedo pedir más.
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