Lo Imposible
El se había dado por vencido. Error. Jamás debes detenerte. No hasta conseguir lo que quieres. Tienes que intentarlo, puedes cambiarlo todo. Es complicado pero no imposible. Eso es lo que se nos hace tan difícil entender. Somos nosotros mismos quienes nos impedimos hacer nuestros sueños realidad, mejorar y cambiar las cosas. Muchas veces no nos damos cuenta de que tenemos todo lo que necesitamos para salir adelante, de que si quisiéramos hasta el mundo entero abriría paso para nosotros. Pero estamos cegados por la desconfianza. Si los demás tienen fe en nosotros, ¿Por qué nosotros no confiamos en que somos capaces de hacerlo?
No soy solo quien narra esta historia, soy también un testigo, una persona que ha experimentado algo parecido. Yo solía pensar en que ciertas cosas son imposibles, pero me equivoqué. Les contaré esta historia y ustedes mismos juzgarán.
Se había dado por vencido. El creía que todo se había acabado. Pensaba que pronto seria el momento de su partida, solo necesitaba algo para irse. Quería despedirse de su familia. No le importaba nada más. Con eso podría irse en paz, sabiendo que su familia estaría bien. Quería recordarlos por siempre unidos, olvidando las penas y malos momentos por los que habían pasado. Ese ultimo recuerdo seria lo único que llevaría con él por la eternidad.
Se sentía cansado, después de tantos años de vida, y ya no veía algún motivo para seguir viviendo. Amaba a su familia, había logrado todas sus metas en la vida: estudio, se enamoro de la mujer más hermosa y se caso con ella, tuvo tres hermosas hijas, estas a su vez formaron sus familias. No le faltaba nada, había concluido.
Fue un largo día, decidió irse a dormir para nunca despertar. Durmió tranquilo. Tuvo un sueño. Al empezar a soñar creía que ya estaba en el cielo, pero no era así. Escuchaba una voz lejana que poco a poco se iba acercando. Vió una luz y de repente ante sus ojos apareció un ángel.
-¿Pero que haces tu aquí, en dónde estamos?
-Estoy aquí para evitar que cometas un error.
-¿De qué hablas?
-No tengo mucho tiempo, solo te diré que todavía no es hora de que te vayas. Tu familia te necesita. Sufrirás por un tiempo y no será fácil recuperarte pero tendrás ayuda de una persona cercana a ti.
En ese momento sintió una punzada de dolor. Se despertó de golpe y llamó a su esposa.
-¿Qué pasa?- dijo ella asustada.
No pudo contestar, se desmayó. Tenía calentura y la cicatriz de su última operación se había abierto.
Cuando despertó se encontraba en el hospital, al parecer lo habían llevado a urgencias. Se sentó en la cama y miro a su alrededor. Ya eran las ocho y media de la mañana. Escucho voces en el exterior, intento levantarse pero estaba demasiado débil para hacerlo. Las voces le sonaban familiares, su esposa y su doctor.
Después de esperar un rato entró su esposa.
-Mi cielo tengo que decirte algo. Se que no te gustan los hospitales pero tendrás que quedarte aquí por un tiempo. El doctor acaba de decirme que no cree que quede mucho tiempo. Lo mejor es tenerte en observación ahora que estas tan delicado. Más adelante dependiendo de tu progreso podrás volver a la casa o vendrán a visitarte aquí mismo.
Él seguía confundido, sabía que le quedaba poco, estaba sufriendo, pero no entendía nada acerca de ese último sueño que tuvo, no sabia si había sido algo real o una simple fantasía que tuvo. Tampoco sabia, si es que era cierto, quien lo iba a ayudar.
Pasaron los días, seguía internado. Su actitud no era la mejor que pudo haber tenido. En realidad no era nada buena.
Esa noche volvió a tener un sueño, pero esta vez fue diferente. No fue un ángel el que se le apareció. Este sueño fue completamente distinto. Él iba caminando por un sendero en el campo, se detuvo a descansar en una banca. A su lado apareció su nieta mayor. Se sentó a su lado en silencio y después de un rato le tomo la mano.
-Abuelo mañana voy a ir a visitarte y te prometo que te vas a recuperar. Quiero que sepas que si necesitas algo no estas solo, aquí estoy yo.- dijo la nieta.
-Gracias.
-Es hora de que me vaya, te quiero mucho.
-Está bien, hasta mañana.
Al día siguiente la primera persona en entrar a verlo fue su nieta, la misma con la que había soñado. Pensó por un momento en contarle sobre su sueño pero no lo hizo por dos razones. La primera porque temía que pensara que estaba loco o algo parecido, y la segunda porque en realidad el siempre había sido un hombre muy callado y reservado. Pasara lo que pasara siempre prefería guardarse sus problemas para si mismo.
-Buenos días abuelo, ¿Cómo te sientes?
-Bien gracias, estoy algo adolorido pero nada serio.
-…Abuelo me gustaría hablar contigo sobre algo que me ocurrió. Es por eso que entre sola, no quiero que nadie nos escuche. Será nuestro secreto.
-Dime que pasa.
-Veras, anoche tuve un sueño muy extraño, me encontraba contigo en una banca y empezábamos a hablar. Antes de eso, la otra noche tuve otro en el que alguien me pedía que te ayudara, que te cuidara.
Se quedo pensando en silencio.
-La verdad abuelo no se que signifiquen estos sueños. ¿Crees que sean una señal?
-No lo se, posiblemente solo sea un sueño. No debemos preocuparnos.
Paso el tiempo. Por alguna extraña razón a los pocos días de esa plática pudo salir del hospital. Fue así como lo imposible sucedió. A pesar de que él se había rendido y de que los médicos habían al igual que él perdido la esperanza, se curo y vivió por varios años más. Nadie supo que fue lo que ocurrió adentro de esa habitación en el hospital aquel día. Solo tienen algo por seguro, lo que salvo su vida fue el amor que su nieta le dio. Cuando él falleció su nieta ya estaba grande, aunque aun era joven. Ella se encontraba en su casa y los familiares pensaron que sería bueno darle la noticia. Al momento en que entraron a su casa la vieron dormida en el sillón y al acercarse notaron que había muerto. Murió el mismo día en que su abuelo. Tal vez fue por amor, tal vez fue por magia, nadie lo supo ni lo sabrá. Pero lo imposible sucedió.
Fin
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